Aceite extra virgen
Recepción
Las aceitunas llegan al molino cada día y se inspeccionan para asegurar que se encuentran en perfectas condiciones para garantizar la buena calidad del aceite.
A continuación se limpian de hojas e impurezas procedentes de la recolección. Después se pesan y se almacenan para lavarlas y elaborar el aceite.
Este proceso se efectúa en un tiempo muy breve para no dañar las aceitunas y evitar que haya alteraciones de acidez y sabores anómalos.
Elaboración
Mallafré trabaja con afán y cuidado para obtener aceites vírgenes con todo su aroma, sabor y color, sin pérdida de vitaminas y propiedades naturales, y elabora el aceite de oliva extra virgen en un molino de piedra, de donde se obtiene la pasta de aceituna.
Con esta pasta se procede a hacer una extracción selectiva en frío mediante la Sinolea y el filtro Palacin, proceso del que se obtiene entre un 40% y un 60% de aceite de flor, es decir, aceite obtenido sin presión; el aceite restante se obtiene mediante centrifugación.
Todas las piezas que entran en contacto con las aceitunas son de acero inoxidable. Después se hace una decantación natural del aceite, que se clasifica y almacena en depósitos subterráneos que se llaman lagares y que son idóneos porque tienen una temperatura muy estable.
Del "cup" pasa a la envasadora, que la embotella en los diversos formatos.
Aceites vírgenes de frutos secos
La aceite virgen de frutos secos se obtiene molturar los frutos secos en un molino de martillos para convertirla en harina. Esta harina se pone a capachos y, posteriormente, se hace la prensada en la prensa hidráulica.
Todo esto se hace en frío.
Una vez obtenido el aceite, se decanta naturalmente en picas de aceite y, finalmente, se filtra y se envasa.
Para conseguir todo el sabor y el aroma naturales prensamos los frutos secos durante todo el año, con lo cual se obtiene un producto muy fresco y aromático.
Aceitunas
Aceitunas en salmuera
Las variedades de aceitunas utilizadas son la arbequina (Cataluña) y la fragua (Bajo Aragón).
Las aceitunas son clasificadas según el tamaño y almacenadas en nuestras almazaras o depósitos subterráneos, se les añade agua y, más adelante, la sal necesaria.
Las almazaras son inspeccionadas regularmente durante todo el proceso de fermentación natural. Cuando las aceitunas ya están preparadas, se clasifican manualmente y se rechazan las que están rotas o partidas. Una vez finalizado este proceso, se envasan.
El procedimiento es natural; no se utilizan conservantes ni aditivos.